En el cielo es bastante notoria la nave
espacial que recorrre el horizonte. No parece que vaya a aterrizar. Solo hace
un reconocimiento. Luego desaparece. Algunos les sacan fotos que serán puestas
en duda más tarde. Otros lo comentaran a sus amigos. Muchos creerán lo que pasó,
otros dirán que son puras habladurías.
La tripulación de la nave pasa su
informe a sus superiores. Los cuales lo archivan. Y siguen tomando café
intergaláctico y ordenan más vuelos para asegurarse que el día en la oficina
universal sigue tan burocrático como siempre.
Como siempre, Alejandro derrocha humorismo en sus breves pero intensos relatos.
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